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Como Hacer Un Biotopo Amazónico II

Como Montar Un Biotopo Amazónico (Parte II)


 PARAMETROS DEL AGUA.

Gran parte de todo lo anteriormente expuesto, acaba por confluir en una química muy concreta del agua, dada por las condiciones naturales que se dan en este punto del planeta.
Este resultado, son aguas muy blandas, es decir, con muy poca concentración de sólidos disueltos (falta casi total de dureza), tanto sales como carbonatos, y en consecuencia, un ph bajo o muy bajo, acrecentado por la gran cantidad de materia vegetal en descomposición que acidifica aún más esta agua.



Como resultado de estas condiciones, la totalidad de especies de peces y plantas amazónicos, se sentirán muy estables y a gusto en ph ácido (por debajo de 7) y dureza muy baja, casi nula en algunos casos.
De hecho, sus propios mecanismos biológicos estarán claramente influenciados por los intercambios osmóticos con el medio, directamente ligados con la dureza de esta agua.
No olvidemos que las presiones osmóticas, que permiten intercambios químicos entre fluidos, por ejemplo, varían según la cantidad de sólidos disueltos, y salirse de estos parámetros puede afectar en cierta medida a las condiciones de vida de los peces, aumentando su nivel de estrés y por tanto su esperanza de vida.

Las temperaturas durante todo el año, oscilan entre los 24ºC y los 32ºC según el momento, pero podemos considerar que una temperatura estable en nuestro biotopo de 28-30ºC sería lo ideal.

Conseguir mantener estas temperaturas cálidas constantes, hoy en día no es problema aun en invierno y en lugares muy fríos lejos del Amazonas, aun dentro de nuestras casas, ya que con mayor o menor inversión con calentadores y termostatos estándar será sencillo, pero el control del ph y dureza del agua es otra cosa bien distinta.

Para tener una referencia de arranque, debemos tener en cuenta los rangos más o menos medios existentes en los ríos amazónicos, para poder usarlos como meta, u objetivo.


Los valores más relevantes serán:

- Conductividad (en microsiemens µs): Entre 5 - 40 µs
- ph: Entre 3,5 – 6,5
- Dureza general Gh (en grados alemanes ºdH): Entre 0,2 – 0,6 ºdH
- Temperatura (en grados centígrados ºC): Entre 24 – 32 ºC



Sabiendo estos parámetros, y conociendo los nuestros de partida en el agua de nuestro grifo según nuestra zona, deberemos encontrar la manera de transformarlos lo mejor posible para emular estas condiciones de forma estable, y contando con que irremediablemente necesitaremos cambiar agua de forma periódica, algo inevitable si queremos asegurar un entorno donde la vida pueda perdurar en el tiempo razonablemente.

Estos valores dados, aunque amplios, por norma general, implican cierto riesgo si no saben controlarse adecuadamente, ya que estas aguas tan blandas implican ciertas fluctuaciones en ecosistemas muy reducidos como son los nuestros.
En grandes caudales como sucede en la naturaleza, con aguas envejecidas desde los nacimientos de los ríos de forma natural y progresiva, estos parámetros resultan sorprendentemente estables aun siendo valores mínimos y en cierto modo inusuales.

Por ello, y intentando no salirnos en exceso de los parámetros ideales, aconsejo procurar unos parámetros al menos de Gh Máx 3ºdH y ph Máx 6,5 con los que podremos tener buen control sobre las fluctuaciones y correr menos riesgos en cuanto a variaciones.
No me extenderé sobre química del agua y tampón de carbonatos, pero al menos remarcar, para los menos informados, que la inexistencia de carbonatos en el agua, y por tanto la falta de tampón, implica fluctuaciones bruscas de ph, lo que es un factor muy importante de estrés en los peces, que lo acusan enormemente.
Determinadas especies requerirán reducir mucho este efecto tampón, ya que hay phs muy bajos que solo se consiguen en conductividades casi nulas, pero para estos casos tan extremos deberíamos al menos tener cierto nivel de experiencia en el manejo de los parámetros y sus soluciones, por el bien de los peces a mantener.

Como tampoco tiene sentido entrar en casos muy particulares, lo ideal es quedarse con unas condiciones aceptables y más o menos sencillas sin tener que contar con mucha experiencia.
Así que dando por buenos esos valores, explico dos supuestos diferenciados de tipos de aguas de la red para que cada uno extrapole su situación y que puede hacer al respecto.

- El caso fácil:
Aguas de nuestro grifo blandas y ph neutro o cercano al neutro.
Este es un agua bastante ideal para nuestro propósito, ya que si el agua de nuestro grifo cuenta con un Kh inferior a 3ºdH y un Gh moderado de no más de 5ºdH aproximadamente, tendremos mucho ganado, y prácticamente suficiente para manejar un biotopo medianamente estable.
Digamos que para poder actuar de forma eficaz sobre el ph, y bajarlo a cotas inferiores al valor 6, necesitaremos reducir el tampón a un valor máximo de 3ºdH.
Si nuestro grifo ya nos da un agua con esta dureza máxima, tendremos mucho ganado.
Por tanto, si queremos reducir el ph, primeramente debemos asegurarnos de un Kh al menos de este valor o reducirlo incluso más (para llegar a un ph mucho mas límite).
Con la propia acidificación inherente a los desechos de los seres vivos de la urna, y la adición de hojas secas y troncos a medio curar, con cambios de agua moderados, se podrá mantener una estabilidad más que suficiente.

- El caso difícil:
Sería el caso en el que la dureza del agua (Kh) de nuestro grifo supera los 3ºdH.
Dependiendo de lo lejos que estemos de este valor máximo, más complicado será conseguir bajar los valores de una forma natural, sencilla, barata y segura, con lo que, si el agua del grifo llega muy muy dura, no estaría de más replantearnos si no queremos mantener un biotopo con otras condiciones y descartemos un biotopo amazónico.
En estos casos, será ineludible reducir el tampón para poder trabajar el ph con cierta comodidad posteriormente.

Para ello existen varios métodos para ablandar el agua:

1.- La ósmosis inversa.
Para entender cómo funciona la ósmosis inversa, aconsejo leerse este artículo sobre sistemas de depuración del agua.
Con la ósmosis, conseguiremos un agua con una concentración nula de carbonatos y sales. Lo que llamariamos Gh y Kh 0.
Esta agua es enormemente inestable, por lo que deberá ser endurecida mínimamente, mezclando con la proporción necesaria de agua del grifo para conseguir un Kh, como ya dije, al menos de 3
Para sacar las proporciones de agua de ósmosis y del grifo, os aconsejo revisar esta calculadora para la dureza del agua
Otra opción, es usar 100% de agua de osmosis, y endurecerla usando sales específicas que se comercializan para conseguir parámetros amazónicos, y que no solo incluyen sales, sino otros elementos traza interesantes para emular el agua amazónica.
En cualquier caso, la ósmosis, aunque parezca un sistema muy bueno, hay que tomarlo con la precaución que requiere, ya que no olvidemos que el agua resultante es un agua pura, a la que precisamente le hemos quitado la estabilidad que le caracteriza.
El agua que llega a nuestros grifos, con los valores que sean, es un agua que se ha ido conformando con el tiempo, es un agua que ha ido adquiriendo compuestos químicos en disolución a lo largo de su recorrido por los acuíferos naturales, y por tanto, cuando le filtramos estos, estamos actuando drásticamente sobre el agua, así que no podemos pretender que esta agua quede estabilizada con la misma fiabilidad simplemente aditando sales o mezclándolo con agua del grifo.

2.- Resinas ablandadoras.Este método es muy engañoso, ya que dependiendo del tipo de iones que contengan las resinas, estaremos “camuflando” las mediciones, pero no actuando de forma efectiva sobre los compuestos del agua.
Estos sistemas, se basan en reacciones químicas de asociación de iones para transformar compuestos, y como tales, no son muy aconsejables para nuestro caso.
En el artículo de sistemas de depuración del agua podéis leer un poco al respecto, aunque a mí personalmente me parece un método complejo, caro y posiblemente no lo efectivo que nos gustaría.
Un ejemplo es la popular Zeolita, un aluminosilicato muy poroso y con la capacidad de combinarse con los iones de calcio y magnesio de los carbonatos, con lo que los neutraliza, entre otras cosas.

3.- La turba.
No es otra cosa que material vegetal en descomposición. Este material, en su fase de putrefacción libera determinados ácidos, que son los que beneficiarán la bajada tanto del ph como de la dureza del agua.
Realmente este material funciona como una resina de intercambio iónico, solo que es un método más natural y controlable, desde mi punto de vista.
La liberación de ácidos húmicos, fúlvicos y tánicos permite su asociación con los compuestos carbonatados y sales, precipitando y transformándolos en elementos no solubles ni influenciables en la dureza del agua, con lo que reducen este parámetro progresivamente.
Es un método lento y efectivo, que además permite la bajada progresiva del ph, ya que estos ácidos también afectan a este parámetro.
Existen turbas rubias, en forma de masa vegetal, y turbas negras, generalmente en forma de granos, pero ambas deberían usarse en una red o malla, que colocaremos en el flujo de la corriente de forma que se a fácilmente extraíble y manejable.
Las turbas, tras un periodo de uso, se saturan y dejan de actuar, ya que dejan de liberar estos compuestos, por lo que hay que sustituirlas periódicamente.
No aconsejo nunca usar turba de ningún tipo en el sustrato o sobre él, ya que cuando dejan de ser efectivas no es más que guarrería y resulta complicada de extraer.
Apuntar, que las hojas en descomposición, en cierta manera realizan la misma función y tienen el mismo resultado que la turba, solo que son mucho menos potentes, ya que la liberación de taninos es menor y por tanto su uso se circunscribe principalmente a bajar el ph nada más.

4.- Akadama.
Básicamente es arcilla granulada y roca erosionada procedente de la región de Akadama, en Japón.
Es un sustrato volcánico, que tiene la característica especial de que su composición química favorece el intercambio iónico, y por tanto funciona de un modo similar a las resinas de intercambio iónico, básicamente reduciendo la dureza.
Es bastante efectivo hasta que se satura, al igual que el resto de materiales que funcionan por intercambio de iones.

5.- Agua destilada o desionizada.
Esta tipo de agua es un método alternativo a la ósmosis inversa, solo que a medio/largo plazo es una opción cara, y solo lo aconsejo en caso de necesitar reducir la dureza muy poco en cada cambio y por tanto si es necesario aditar una proporción muy baja de agua sin carbonatos.

6.- Ácidos fuertes.
Este es un método eficaz, aunque implica sus riesgos.
Existen ácidos como el clorhídrico, el sulfúrico y el ortofosfórico, que se combinan rápidamente con los carbonatos disueltos en el agua, bajando consecuentemente la dureza.
Sin embargo, es un método muy agresivo, y que implica ciertos riesgos, ya que tiende a desestabilizar enormemente el agua tratada, y puede provocar, si no tenemos suficiente cuidado, oscilaciones muy importantes y peligrosas del ph, con el consecuente riesgo para los peces.
Por tanto, el uso de estos ácidos, siempre deberá hacerse en agua a tratar fuera del alcance de los peces, en un depósito aparte, dejando pasar entre 24 y 48 horas de margen para que el agua se estabilice y siempre midiendo con medios fiables los parámetros del agua que vamos a introducir.
De los tres ácidos nombrados, mi consejo es usar el clorhídrico (ClH, acido muriático o también llamado salfumán que es la disolución al 15-20% de este ácido), ya que es el más accesible y posiblemente estable de los tres.
La dosificación, como es lógico, dependerá de la dureza del agua a ablandar, y por tanto las cantidades a usar deberán ser probadas midiendo, con lo que se llama el ensayo a “prueba y error”.
En cualquier caso, se ha de tener en cuenta que las medidas aproximadas para trabajar, de arranque, son de mililitros, ya que es un ácido muy fuerte.
Recordemos siempre que hablamos de ácidos muy fuertes, y su manipulación implica tener mucho cuidado evitando cualquier tipo de riesgo.
Este método, siempre que se puedan usar alguno de los anteriormente citados, lo desecharía, si no estamos familiarizados con el uso de químicos de cierto riesgo y sus consecuencias.

Una vez reducido el tampón de carbonatos al nivel aconsejado, reducir el ph se podrá hacer con hojas como ya se ha explicado, usando troncos en fase de curado, o aditando Co2 (sistema que no aconsejo por la aparamenta que implica innecesaria en un biotopo sin plantas prácticamente)

Respecto a otros parámetros a tener en cuenta, como son metales pesados o compuestos nitrogenados, hay que contar con que los grandes caudales y gran filtración natural en la cuenca amazónica es tal, que estos existen en niveles prácticamente nulos y por tanto los peces que vamos a mantener no tendrán una costumbre a soportar estos tóxicos similar a las hibridaciones que han nacido en cautividad y que suelen estar mejor adaptados a estos.

Por ello, mantener un nivel de tóxicos lo más bajo posible es fundamental para el éxito de nuestro microsistema.
Para lo cual, un buen sistema de filtración y unas buenas pautas de cambios de agua son fundamentales.



FILTRACIÓN

Basándonos en el hecho de que un entorno natural implica un sistema muy potente de filtración, y más del tamaño y características de la cuenca amazónica, sería lógico pensar, que las especies adaptadas y que viven de forma salvaje en estos hábitats, están acostumbradas a unas aguas muy limpias.
Por tanto, son peces que no están habituados a soportar concentraciones altas de compuestos nitrogenados.
Su organismo soporta en cierta medida condiciones adversas, pero claramente serán especies mucho más sensibles a nitratos y sobre todo amonio/amoniaco y nitritos, que son altamente más tóxicos.
Como todo, hay gran variedad de especies con resistencias muy diferentes, pero la tónica general será intentar evitar concentraciones altas, ya que repercutirán gravemente en su estrés, su sistema inmunológico y finalmente en su esperanza de vida.

Por ello, y basándonos en la realidad física de que las bacterias, son mucho menos activas cuanto más bajo es el ph del agua, deberemos plantear un sistema de filtración lo mas sobredimensionado posible.

Los que llevamos tiempo en esta afición, sabemos bien de la necesidad del ciclado, y de los requerimientos mínimos de filtración más o menos genéricamente establecidos de caudal 4 veces superior al volumen neto en litros de la urna y 2 litros de material filtrante por cada 100 litros brutos de acuario, como medidas de referencia, así que, basándome en ellos, diría que por norma general sería ideal procurar para biotopos duplicar estas expectativas.

A mi parecer, el volumen de filtración debería ser, al menos de 4 litros de filtración biológica por cada 100 litros brutos de volumen del tanque.
Respecto al caudal, la razón de duplicar las medidas establecidas, no es otra que aumentar la tasa de oxigenación del agua, factor definitivo para conseguir una filtración solvente y adecuada. No en vano, las colonias de bacterias nitrificantes, requieren de gran cantidad de oxígeno para realizar sus funciones vitales, que no son otras que transformar compuestos nitrogenados.
Por tanto, el caudal se podría mantener en 4 veces el volumen si conseguimos aplicar una oxigenación extra a la provocada por este caudal rompiendo la superficie de la urna.

Esto se puede traducir, simplemente en la utilización de filtros comerciales, duplicando las exigencias de requerimientos que sus características técnicas nos certifican.
Sería básicamente elegir un filtro diseñado para 300 litros de urna si nuestro acuario es de 150 litros y así proporcionalmente.
Al fin y al cabo, las marcas tienen constatado un volumen filtrante y un caudal para unos requerimientos estándar y población media por volumen. Nosotros simplemente seremos el doble de estrictos de lo que estas marcas aconsejan en sus características técnicas.

En cualquier caso, con la filtración, siempre aconsejaré el lema de “burro grande, ande o no ande”… y este tema siempre es garantía de éxito cuando hablamos de filtración.

Respecto al tipo de sistema de filtración a elegir, mis consejos serían:

- Filtración interna: Totalmente desaconsejada. Volumen muy reducido en relación al tamaño del acuario, o en caso de adaptarlo nos quitará mucho sitio para el biotopo. Además implica un movimiento del agua muy justo y un mantenimiento incómodo y excesivamente corto entre limpiezas.

- Filtración externa presurizada: Aconsejable siguiendo las pautas antes indicadas de duplicar los requerimientos básicos del fabricante.
Posiblemente debamos realizar ciertos ajustes en cuanto a la expulsión de agua en la urna, ya que si vamos a usar especies de plantas flotantes, estas son contrarias a la oxigenación por rotura de la superficie del agua para favorecer el intercambio gaseoso.
Al fin y al cabo, estas plantas frenarán ese movimiento en la superficie y por tanto retendrán la oxigenación.
Por tanto, habrá que diseñar un “retén” para frenar el desarrollo y proliferación de las plantas flotantes en la zona de salida del agua, y posiblemente elevar la flauta de salida con respecto al nivel del agua para aumentar que rompa con más fuerza la superficie y por tanto se intercambie más oxígeno.

- Filtración por sistema seco/húmedo: Desde mi punto de vista el sistema mas solvente y efectivo, básicamente por la alta oxigenación que permite independientemente al flujo en la urna, ya que no se requiere romper la superficie del agua.
Esto dota al sistema de dos ventajas fundamentales, absolutamente compatibles con las plantas de superficie y con el planteamiento de entorno de aguas estáticas y sin corrientes extremas.
Por un lado, la existencia de material biológico al aire, bañado por agua que lo atraviesa, consigue una oxigenación extremadamente alta, lo que favorece cepas de bacterias en colonias muy eficaces, y además permite un agua altamente oxigenada y lista para ser volcada en la urna, lo que, por el otro lado, permite volcar esta agua por un simple caño sin flauta, incluso por debajo del nivel del agua, evitando todo movimiento de la superficie, disminuyendo la velocidad de salida respecto a la flauta y por tanto generando menos corriente, sin dejar de oxigenar el agua.
Es una filtración que requiere más espacio, pero a cambio nos permite un volumen de masa filtrante mucho más elevado y eficaz, lo que hace que tengamos un filtro a prueba de bombas, algo muy interesante y a tener en cuenta.
Este tipo de sistemas requieren del uso de rebosadero, ya que implican una circulación del agua con dos vasos a dos niveles y dos tramos de recorrido, uno por gravedad y el otro con bomba de recirculación para subir el agua.
Esto suele implicar que se sedimente gran cantidad de guarrería en el fondo en determinados puntos, lo que habremos de resolver con sifonados.

Os dejo un esquema de un filtro seco/húmedo más o menos estándar y las partes que lo componen.



Esquema filtro seco/húmedo.

 Y os dejo también este bricolaje que explica una adaptación de este sistema seco/húmedo en altura, y que también implica un volumen filtrante muy solvente y aconsejable. Torre de filtración tipo seco/húmedo

- Filtro de lecho fluído: Interesante sistema, aunque requiere un caudal muy alto, con lo que debemos resolver el modo en el que se vuelca ese gran caudal en la urna del biotopo.

- Filtro de fondo o de placas: Para biotopos lo desaconsejo por dos motivos.
Principalmente por la granulometría del fondo de la urna, demasiado fino, y que provocará problemas de saturación con el tiempo, y por otro lado, la imposibilidad de filtrar partículas finas en suspensión, lo cual a medio plazo polucionará mucho la urna.
Quizás como sistema alternativo, resolviendo la compactación del sílice podría ser planteable, pero desde mi punto de vista este tipo de filtraciones tienen sentido para acuarios densamente plantados donde queremos evitar el efecto “pies frios” o hay otros condicionantes que no se dan en un biotopo.

- Filtro de teja: Realmente el filtro de teja es un seco/húmedo invertido, donde la filtración se realiza por encima del nivel de la urna, con lo que la bomba de recirculación sube el agua al filtro y este cae por gravedad de nuevo al acuario.
Es un filtro excepcional, al igual que el seco/húmedo (ya que oxigena igual) sobre todo si queremos crear un recipiente/macetero sobre el acuario, que sirva para plantar especies palustres que además nos vendrán estupendamente para absorber nitratos.
Es un sistema por tanto que cumple con todas las funciones y requerimientos primordiales de un biotopo, aparte de imitar el modo en el que los márgenes de los ríos filtran el agua.


Macetero de plantas y filtro de teja a la vez.
Este bricolaje, aun tratándose de un acuario plantado y lejano a lo que es un biotopo amazónico, explica el montaje de este tipo de filtros de teja, muy recomendables como digo. Filtro de teja para acuario de 1000 litros
Este ejemplo combina con un filtro de fondo o de placas, pero si eliminamos este elemento del sistema y solo nos basamos en los maceteros, es un sistema perfectamente adaptable a nuestras necesidades.


Aparte de los sistemas ya mencionados, hacer hincapié en la filtración mecánica del sistema, independientemente del tipo de filtración a utilizar.
Los biotopos amazónicos, con el tipo de arena fina de sílice, los troncos de madera natural, las hojas secas en descomposición en el fondo, y las plantas flotantes, resultan un foco importante de polución en el agua, lo que suele provocar gran cantidad de partículas en suspensión, tanto de residuos de hojas, viruta de madera liberada y desechos de los peces entre otras cosas.
La arena de sílice no es capaz de retener los desechos decantados en el fondo ya que estos son mas ligeros y se escurren entre los granos, con lo que cualquier corriente o cualquier aleteo de los peces hace que este sedimento se esparza por la urna creando un ambiente lleno de partículas en suspensión.
Esto, agravado por el uso de un sistema de rebosadero para un filtro por gravedad (por ejemplo) puede provocar un fondo de saco y cierta dificultad para eliminar este ambiente.
Desde un punto de vista de los peces que van a vivir en la urna, esto no es un problema, y de hecho su hábitat natural suele ser muy similar, pero si queremos evitarlo, deberemos contar con la reposición constante del perlón en el filtro que diseñemos, o en su defecto pensar en el uso de un filtro “de quita y pon” para, de vez en cuando, reducir el nivel de polución de la urna.

Esto se refiere a la filtración mecánica fina, que debería estar al final del circuito de filtración, y no a la filtración mecánica gruesa que estará al principio, y deberá ser proporcional al volumen de material filtrante biológico colocado.



CAMBIOS DE AGUA.

Este apartado, es importante especificarlo aparte porque tiene más importancia de la que muchos suelen darle, y en caso de un biotopo es un tema que debe tratarse con los condicionantes singulares que este caso implica.
Un acuario de engorde, o un plantado, donde se crea un ecosistema estable, o un acuario con parámetros de aguas más duras, puede estar mejor preparado para realizar cambios, de algún modo, mas bruscos o menos controlados de lo que requiere un biotopo.

Al plantearnos un acuario con unas condiciones de dureza y ph algo fuera de lo común, con especies sensibles a los cambios en estos parámetros de forma periódica, es aconsejable adaptar los inevitables cambios de agua a rutinas que minimicen estos factores de estrés.
Por tanto, cambios de un porcentaje alto de agua de la urna, no son muy aconsejables y es preferible realizar cambios de no más del 10% del agua, para no influír en exceso en los valores establecidos.
Al necesitar, como en cualquier acuario con vida, realizar cambios de agua para sacar los nitratos generados, y tener que hacerlo de forma mas progresiva, estos deberán ser mas cercanos en el tiempo para conseguir renovar la cantidad de agua deseada.
Mi consejo es usar rutinas de cambio de un 10% cada 2-3 días, con un agua lo mas similar al agua de la urna, en lugar de los cambios del 50-70% una vez a la semana que es lo que se suele cambiar en un comunitario plantado por la generalidad.

Si tenemos en cuenta que hemos diseñado un sistema de filtración sobredimensionado a la media, este tipo de rutinas no deberían ser un problema, sino todo lo contrario.

De esta forma, además, evitaremos un derroche de los taninos que vamos a incorporar en la urna con hojas y turba, ya que estos se liberan poco a poco, y por tanto con cambios pequeños, “lavaremos” de forma menos radical esas aguas con taninos disueltos.

En cuanto al sifonado, es un tema fundamental en este tipo de biotopos.
No aconsejo que sea un sifonado muy constante, sino mas bien cada dos o tres semanas, pero si necesario para renovar la polución que creamos deliberadamente.
Las hojas disueltas y la viruta de los troncos crean montañas de desechos que se acumulan, y solo sirven para ser removidas y extendidas por los peces, generando un ambiente algo sucio, y por tanto, sifonarlo de vez en cuando para renovar las hojas y la acidificación es muy buena idea.
Hacerlo con este espacio de tiempo permite que las especies que también se nutren de estos desechos lo hagan, pero evitamos que se nos escape de las manos.
En cuanto al modo de sifonado, con este tipo de sustrato es realmente fácil, ya que, como he comentado, el sílice fino no sujeta la polución y esta se acumula encima, con lo que cebando un simple tubo de Ø12mm al desagüe, con el simple cambio del 10% se puede eliminar esa capa fácilmente sin arrastrar el sílice.
Bastará con poner el tubo a un centímetro del sustrato y sacudirlo un poco para generar un poco de corriente. Esta corriente levantará la polución, más ligera que el sílice que será absorbida fácilmente por el tubo cebado.
No aconsejo poner al tubo de sifonado la campana con la rejilla en este caso, ya que la polución son trozos de madera, pequeñas ramas y restos gruesos, con lo que esa rejilla se saturará rápidamente no pudiendo seguir con el sifonado.

Aunque es obvio, insisto por último en recordar que el agua a usar para el cambio deberá tener los parámetros lo mas similares posibles a los que tiene el biotopo, tanto de ph, dureza y temperatura, aparte de haber eliminado cloro, cloraminas, y en lo posible, metales pesados y sedimentos, para lo que aconsejo revisar el artículo antes mencionado sobre sistemas de depuración del agua.

Por último, aconsejaros que, en caso de poder plantearlo, siempre es una gran ayuda el uso de un sistema automático de cambio de agua, sobre todo en estos casos que hablamos de poco agua pero cada poco tiempo, para lo que os dejo este bricolaje sobre como instalar un sistema automático de cambio de agua
Este del artículo es un sistema temporizado, en el que se vuelca agua de la red de forma temporal programada, pero el sistema mas óptimo e ideal para nuestro caso, que sería el “rizar el rizo” es un sistema continuo de cambio de agua. Que consiste en ir incorporando por goteo el agua suficiente al día para meter un 10% de agua diario sacando la parte proporcional.
Este es el sistema que mejor emula, dentro de nuestras posibilidades, la situación real que se crea en la naturaleza, metiendo siempre agua poco a poco, lo que no modificará ostensible ni peligrosamente los parámetros.



ILUMINACIÓN

La amazonia, es un entorno con mucha vegetación, grandes árboles con gran densidad de ramas y en gran cantidad, lo que hace que gran parte de los entornos y hábitats que se generen en los ríos estén bañados por una iluminación muy tamizada.


Arboles filtando luz solar en arroyo amazónico

Los rayos del sol entran entre los intersticios de las hojas dispuestas para captar su energía, y por tanto la cantidad de luz que llega al agua es poca, a la vez que profundiza de forma moderada, a causa de los taninos disueltos.
Esto hace que sea un entorno sumergido con grandes contrastes entre luces y sombras. Zonas en penumbra y algunos claros donde la luz del sol incide directamente.
Esto hace, que para que podamos emular estas condiciones, no necesitemos un despliegue excesivo, ya que además los requerimientos a nivel de plantas serán muy bajos por la prácticamente total ausencia de estas.
No nos interesará además tener demasiada luz porque sin plantas podemos desestabilizar el sistema y favorecer la proliferación de algas, con lo que mi consejo es un ratio de no más de 0,25w/l, o incluso menor según las circunstancias.
El fondo blanco nos ayudará además a reflejar la poca luz que coloquemos, con lo que no deberemos invertir en exceso en esta.
Las plantas flotantes nos ayudarán a tamizar y contrastar distintas zonas de luz, lo que favorecerá la existencia de escondites y hará más atractivo el paisaje que vamos a crear.

Incidencia de la luz tamizada en la urna, creando zonas de sombra.
Al ser entornos con taninos, mi consejo es intentar evitar en lo posible luces con una temperatura de color entre los 2000ºk y los 4000ºk, ya que son tonos muy amarillentos, que sumados al color te del agua nos darán un resultado excesivamente amarillento chillón, que además desvirtuará excesivamente los tonos de los peces.

Al partir de un tono ya de por sí muy amarillento con los taninos, soy partidario de forzar en lo posible la búsqueda de tonos más azulados, morados, que permiten destacar las tonalidades mas rojas de los peces, a la vez que equilibran el espectro en busca de un tono amarillo amarronado tan acusado.





Biotopo iluminado con tubo Sylvania Grolux morado de 8.000ºK.
Mi consejo es colocar tubos de entre 8.000ºk y 15.000ºK, aproximadamente.
Preferiblemente soy partidario de los grolux morados o los aquastar sylvania 10.000ºK porque dan un tono más rojizo y menos azulado, ya que los que superan los 10.000ºK tirarán mas a azul por el espectro luminoso… Pero como esto va en gustos, cada uno que decida.

Para la iluminación de un biotopo recordemos que la prioridad es el color por encima de los lúmenes, y de hecho, a menor cantidad de lúmenes por watio, menos iluminación “calorífica” que es la que favorece la fotosíntesis y sobre todo las algas, que queremos evitarlas…
Por ello, luces frías antes que luces cálidas, no lo olvidéis.

Si optáis por un biotopo con cierta zona de plantas, mi consejo es usar pll´s colocados específicamente en la zona reservada para plantas, evitando derrochar en zonas donde no las haya, sobre todo porque ese derroche se traducirá en problemas de algas a medio/largo plazo.

Respecto al tipo de luminaria a utilizar, es algo que da un poco lo mismo, aunque si es cierto que cada una de ellas dotaría al biotopo de una escenografía distinta.
Por ejemplo, el uso de HQI implicaría contrastes más acusados, imitando con mas realismo la situación creada en la naturaleza, pero implica más gasto y mas control con las algas.
Esto ya va un poco en relación con la inversión que quiera hacer cada uno, y con el efecto a conseguir, aunque yo siempre soy y seré partidario de que hoy por hoy la relación calidad/precio/prestaciones de los T5 son insuperables.
Aparte de ser los que más gama y opciones a nivel de temperaturas de color admiten sin tener que volverte loco buscando por todos lados.

Respecto al fotoperiodo, mi consejo es ajustarlo mucho al tiempo del que podamos disfrutar del biotopo, y no superar las 8 horas máximo para evitar problemas de algas.
Los peces viven bien con periodos de luz reducidos y no tendrán problema en adaptarse, ya que con la propia luz de la habitación durante el día puede ser suficiente, mientras que hacer fotoperiodos muy largos puede ser más inconveniente que ventaja.

Respecto a la luz de luna, si tenemos posibilidad de instalarla, mi consejo es hacerlo siempre que se pueda.
Eso sí, usando una luz muy tenue y controlada, y en lo posible focalizada en un punto concreto de la urna. No olvidemos que la incidencia de la luna en el agua implica una luz muy tenue y suave. 1,5w por cada 100 litros sería un ratio más que suficiente para este tipo de luz azul.



ESPECIES COMPATIBLES.

Está claro que nombrar e interrelacionar todas las especies amazónicas que podemos plantearnos en nuestro biotopo sería imposible, pero si creo que es importante que sigamos ciertas pautas lógicas en este tema, siempre guiándonos por el sentido común, que como suelo decir, es el menos común de los sentidos…

La naturaleza y la evolución han conseguido, que un entorno natural sea la conjunción de formas de vida muy distintas, que interrelacionan entre ellas y generan una simbiosis que dota de un gran equilibrio al conjunto, y esto es algo que debemos tener en cuenta en nuestros micro-hábitats…
Pensar en un acuario donde quiero tener solo las especies que me gustan y en la cantidad que quiero, creo que sería un craso error, ya que no creo que se dé la casualidad que te vayan a gustar aquellas que compaginan a la perfección entre ellas, y mucho menos reduciéndolas a hábitats acotados y cerrados.

Por ello, conseguir un entorno equilibrado y sostenible, implica estudiar mínimamente los distintos entornos condiciones y características de cada especie y sus requerimientos. Para ello existen fichas bastante bien documentadas de la mayor parte de las especies amazónicas que se comercializan con fines ornamentales, y aconsejo que SIEMPRE que queramos incluir determinada especie, previamente recabemos toda la información posible al respecto, de todos los aspectos posibles, para asegurarnos de introducir un acierto y no un problema en nuestro tanque.

Básicamente, un biotopo amazónico estable, debería tener al menos determinadas especies diferenciadas, en mayor o menor medida, para ser completo y equilibrado.
Mi consejo es utilizar lo que llamaría “especies base” para cumplir determinadas funciones en el tanque, y elegir un protagonista o especie protagonista que delimite y obligue a completar las especies a incorporar.
Como “especies base”, aconsejo principalmente siluriformes, al menos una variedad de loricárido y otra de calíctido (también llamados pez gato).
Básicamente algún tipo de ancistrus y algún tipo de corydoras, para entendernos mejor con los menos acostumbrados a “nombres raros”.

Los loricáridos, son especies que básicamente viven en recodos y se alimentan de celulosa y vegetación, aunque no desprecian alimentos con base en proteínas animales.
Son buenos “elementos base” para facilitarnos el mantenimiento de los troncos, limpiando y cepillando su superficie, ya que se alimentan de madera.
De esta forma les facilitamos alimento a la vez que cumplen su misión dentro del conjunto.
Son muy independientes y no causan problemas con el resto de especies.
Principalmente son agresivos entre machos de la misma especie, pero respetan incluso a otros loricáridos, y su principal inconveniente es que resultará difícil disfrutar de ellos porque suelen estar la mayor parte del tiempo camuflados y no los veremos mucho.
Existen variedades de todo tipo (Los consabidos L´s), con dibujos, tamaños y formas diferentes, existiendo familias distintas de hypancistrus, bariancistrus, ancistrus, escobiancistrus, panaques, peckoltias, etc, cada una con sus características concretas, pero prácticamente todos son perfectamente válidos para nuestro biotopo.
Alguno puede ser incompatible con algún cíclido pero documentándonos correctamente no deberíamos tener problemas para combinar especies.



Hypancistrus L-340
Los calíctidos, son los que vulgarmente conocemos por coridoras, que son hacendosos animales de fondo, que rebuscan incansablemente restos de alimentos, y nos ayudarán a mantener libre de residuos el fondo de la urna.
Es un animal que no interactua con el resto, ni es agresivo ni molesta a ninguna otra especie, con lo que resulta muy sociable y adecuado en cualquier biotopo amazónico.
El sustrato fino será ideal, aparte de los restos de hojas y recodos que estas forman para rebuscar incansablemente y mantenernos en buena forma los residuos de alimento en el tanque.

Grupo de corydoras arcuatus.

La especie protagonista, es lo que nos dará las pautas para completar el resto del tanque.
Esta especie, normalmente de tamaño medio/grande, será el centro de atención, con lo que se dispondrán los individuos que por ficha se consideren adecuados para el volumen del tanque, y se supeditarán las otras especies a su compatibilidad con esta.
Normalmente este tipo de especies protagonistas suelen ser cíclidos o carácidos de buen tamaño, ya que son las especies generalmente mas dominantes y vistosas.

Pirañas, discos, oscares, uarus, escalares, geophagus, etc son buenos ejemplos de “especies protagonistas”
En algunos casos, se pueden combinar estas especies siempre que sean compatibles y el tamaño de la urna lo permita, pero siempre nos basaremos en las especificaciones para su tamaño adulto, ya que algunos crecen bastante y es un factor fundamental para su comportamiento y sociabilidad…

En la elección, de forma genérica, no puedo ayudaros, ya que las variables son demasiadas, aunque viendo la experiencia de otros aficionados y la gran cantidad de información existente en la red, seguro que podéis sacar buenas conclusiones.

Por último, hay otras variedades más casuales, que en función de la especie protagonista pueden ser de interés…
Carácidos pequeños en cardumen, cíclidos de menor talla, especies de fondo, etc pueden combinar adecuadamente con nuestra elección, siempre que tengamos en cuenta que estas especies no sean alimento de otras mayores que hayamos adaptado en nuestro tanque o que sean incompatibles por otras causas como el tipo de alimento o parámetros algo más sensibles o especiales.



ALIMENTACIÓN.

La cuenca amazónica, como fuente de la mayor biodiversidad del planeta, implica una variedad inmensa de insectos, artrópodos, crustáceos, nematodos, parásitos, invertebrados y peces, que, de una forma u otra, son el alimento de otras especies.
Por tanto, y teniendo en cuenta que las especies salvajes están ampliamente adaptadas a comer alimento vivo, deberíamos en lo posible imitar este modo de vida.
Esta claro que no podemos conseguir el mismo grado de equilibrio entre especies y sus alimentos vivos en espacios tan reducidos, pero darles de vez en cuando y de forma esporádica alimentos vivos favorecerá el interés, socialización y instinto de casi todas las especies.
Por ello, dar de forma periódica, con mucho control, alimentos como larva roja de mosquito, daphnias, artemia adulta viva, gusanos grindal y de la avena puede ser un aporte interesante.
Quizás sería interesante realizar desparasitaciones preventivas periódicas, cada 2 o 3 meses cuando usamos este tipo de alimentos, sobre todo la larva roja, que en ocasiones pueden traer huevos de gusanos parásitos que infestan nuestros peces.
Bastará con una dosis cada dos o tres meses de papilla medicada a modo preventivo para evitar riesgos.

En cualquier caso, este alimento vivo debe plantearse como un suplemento, y nunca como la base fundamental de la dieta.
Básicamente porque aunque en la naturaleza estos le sirvan como base, en nuestros entornos no podemos combinar con alimento vivo todos los nutrientes, vitaminas, minerales y proteínas y fibras que pueden conseguir en amplios hábitats con una variedad muy superior de alimentos.

Por ello, la base de su dieta debería estar basada en una papilla suficientemente completa y compensada, basada principalmente en pescado, marisco, y sobre todo, vegetales y vitaminas.
Existen muchas y muy buenas recetas por la red, aunque me tomo la libertad de aconsejaros la que yo realizo, que es una papilla realizada con agar-agar, un espesante muy apropiado para conseguir una papilla compacta que no se deshace y permite no polucionar en exceso el tanque cuando alimentamos.



Aparte de la papilla, se puede combinar con gránulo comercial, previamente humedecido 10 minutos antes de darlo, escamas o hojuela comercial u otros alimentos comerciales contrastados, como pastillas de fondo de espirulina, fibra, etc, que serán un buen suplemento.

El planteamiento siempre será el aportar una alimentación variada y completa, ya que es la base fundamental para conseguir un sistema inmunológico adecuado para nuestros peces, reducir el estrés y por tanto aumentar la esperanza de vida.



Como aplicación práctica del montaje, os dejo unos ejemplos de algunos biotopos, mas o menos estrictos que he montado en el tiempo, y que pueden servir de base o ejemplo.
Son algunos ejemplos de biotopos que hice o mantengo en la actualidad destinados a distintas especies.


Tutorial de como realizar un biotopo amazonico



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