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Como Hacer Un Biotopo Amazónico

Como Montar Un Biotopo Amazónico (Parte I)

Basándonos en experiencias y diferentes fuentes intentaremos llevarles mas información sobre como realizar el montaje de un acuario biotopo Amazónico y, sobre todo, como hacerlo con los medios de que disponemos a nuestro alrededor consiguiendo un resultado aceptable.

Para ello, lo primero que tenemos que entender muy bien es, que es un biotopo amazónico y sus condicionantes.
Aclarar que se usa mucho el término “biotipo” para denominarlo (de hecho yo tengo la enorme manía de llamarlo así, lo que es erróneo), pero estrictamente esta denominación no es correcta, ya que es un término que se refiere a la morfología típica de una especie y no a su entorno.




Los biotopos, son territorios o espacios vitales cuyas condiciones ambientales son las adecuadas para que en ellos se desarrolle una determinada comunidad de seres vivos.

Esto, al fin y al cabo, no es otra cosa que el entorno natural donde se desarrollan, adaptan y conviven determinadas especies, evolucionándo para adaptarse constantemente a su entorno.
En si mismo, explicar como montar un biotopo genéricamente sería demasiado extenso, ya que existen demasiados entornos naturales diferentes, medio de vida de infinitas especies y con condicionantes y necesidades totalmente distintas entre ellos, lo que resultaría imposible.

Este artículo pretende “exclusivamente” centrarse en un estándar más o menos genérico de hábitat sumergido de la inmensa cuenca amazónica, que, por la enormidad y extensión de su territorio, cuenta con variaciones muy ostensibles según las distintas áreas.

Sin embargo, como veremos, muchas de ellas tienen ciertos denominadores comunes que nos permiten, a grandes rasgos, generalizar un “biotopo clásico” amazónico más o menos definido.

Como introducción, sería interesante centrarse en entender más o menos el entorno natural que queremos imitar en nuestra casa…

La cuenca amazónica, el mayor pulmón natural del planeta, tanto por extensión como por biodiversidad, se creo hace miles de años por el movimiento de las placas tectónicas del Nazca, Caribe y Sudamericana. Placas que conformaron la cordillera de los Andes, y que se extienden verticalmente dividiendo el continente sudamericano en dos áreas, una en el pacífico muy estrecha y alargada y otra en el atlántico muy extensa y plana.

Esta segunda extensión, una inmensa llanura al este de los Andes, es lo que hoy en día es el enorme vergel amazónico.
Una cuenca de miles de ríos y afluentes que, en un terreno muy llano y extenso, acaban por desembocar en el Atlántico.
Durante miles de años, las precipitaciones ecuatoriales, que descargan en toda la zona de centro América y norte de Sudamérica, así como las concentraciones de nubes en la cordillera de los Andes, fueron descargando lluvias desde las montañas hacia el este, arrastrando gran cantidad de sedimentos volcánicos, limos y arcillas.
La propia composición de la llanura amazónica, de rocas sedimentarias a base de conglomerados, areniscas y arcillolitas, favoreció que se fuera conformando un sustrato bastante impermeable, rico en nutrientes, pero pobre en carbonatos.
Juntando la inexistencia de grandes pendientes, con unos terrenos poco absorbentes y unas altas precipitaciones estacionales, se genera un entorno muy concreto y singular.
Un terreno que, con la llegada de las lluvias se convierte en extensos territorios inundados por el agua. Zonas inmensas donde el agua coloniza el terreno, y “sumerge” los arboles en un entorno acuático de entre centímetros y metros de profundidad.


Curso típico de rio amazónico

Un entorno de vegetación exuberante, cuyos desechos van a parar a un agua casi sin movimiento, incluso estancada y protegida por grandes árboles de la evaporación del sol.

Zona semi inundada típica del hábitat amazónico.

Todo esto genera una inmensa biodiversidad, de especies de plantas, peces, invertebrados y todo tipo de seres que viven en el límite entre lo seco y lo inundado.

Estas condiciones climáticas tan concretas durante gran parte del año, generan unas consecuencias, tanto a nivel químico, como espacial y ambiental muy concretas e interrelacionadas, que son primordiales para poder reproducir este entorno en nuestros “hábitats acotados”…

Zonas sumergidas de uno o dos metros máximo de profundidad, con gran cantidad de troncos, ramas y raíces muertas, hojas secas conformando fondos llenos de materia vegetal en descomposición y aguas muy limpias y ácidas son el denominador común de este hábitat tan especial y tan bello.


Cauce de afluente del rio Trombetas, de aguas cristalinas

Para no convertir el artículo en un texto infumable de teoría geológica, biológica y química, mejor iré separando punto a punto los elementos que conforman un biotipo y los parámetros a reproducir, basándome en cómo se producen estos en la naturaleza, lo que facilitará su entendimiento.

Para ello, este sería el índice de elementos a tener en cuenta para reproducir un biotopo con cierta coherencia.

- Dimensiones mínimas
- El Sustrato
- El fondo
- Ramas, raíces y troncos
- Hojas y otros sedimentos
- Plantas flotantes y especies endémicas.
- Parámetros del agua.
- Filtración.
- Los cambios de agua
- Iluminación
- Especies compatibles
- Alimentación

Añadir, antes de pasar punto a punto, que muchos de ellos están claramente interrelacionados, y muchos incluso se suman entre ellos para un resultado común en algunos aspectos.



DIMENSIONES MÍNIMAS.

Evidentemente, un biotopo necesita, cuando hablamos de acotarlo en nuestras casas, de al menos un mínimo espacio vital, tanto para las especies de plantas como de peces que vayamos a mantener.
Dar unas medidas mínimas para cada especie sería imposible, pero este apartado simplemente tiene como misión que se sea consciente que los requerimientos de cada especie implican condicionantes de espacio muy claros.
La cuenca amazónica cuenta con especies de entre las más pequeñas y más grandes del mundo, y cada una de ellas requiere su espacio, no solo por lo que un solo individuo implica y necesita, sino por la cantidad mínima aconsejable de cada especie.
No olvidemos que en la naturaleza, generalmente, las especies suelen basar su supervivencia en mantenerse en grupos sociales establecidos, y esto es algo que no podemos obviar en nuestro pequeño entorno artificial.
La mayor parte de las especies amazónicas que se pueden mantener en acuarios y por tanto se consideran ornamentales, son de cardumen, y por tanto requieren de una cantidad mínima para que este cardumen se formalice y resulte eficaz para la adaptación de cada uno de sus individuos a un entorno, que nunca debemos olvidar, está lejos de emular la realidad de su hábitat natural.
En el caso de los peces, es primordial mantener su nivel de estrés dentro de unos límites razonables, para así conseguir que su adaptación le permita llevar una vida similar a la que mantiene en su hábitat natural, y en esto los “compañeros de cama” son fundamentales, sobre todo de la propia especie.
Aparte del mantenimiento de cardúmenes, hay que valorar la territorialidad de ejemplares dominantes según especie, periodos y procedimientos de cría, comportamientos durante la alimentación, y otros muchos factores que delimitan el espacio mínimo necesario para esas especies concretas.



EL SUSTRATO.

Como anticipaba en la introducción, el suelo de las llanuras amazónicas es un suelo bastante impermeable y eminentemente inerte desde un punto de vista químico.
Son suelos con una composición muy baja de carbonatos, suelos muy erosionados por el trascurso de los siglos, y en los que se ha ido depositando gran cantidad de arenas en los fondos en determinadas zonas.



Playas blancas de Alter Do Chao, Santarém.
Playa de arenas blancas en el cauce de un rio amazónico.
Otras son terrenos más rojizos, llenos de hojas muertas y materia vegetal en descomposición, que le dan un carácter muy particular.

Para nuestros biotopos, lo más aconsejable es la arena de sílice, que aun no siendo la composición exacta de estos fondos amazónicos, si cumple muy bien con esta función, tanto por permitir una granulometría muy fina, como por su precio, más o menos económico, y ser un sustrato claro, lo que, para gran parte de las especies a mantener, significará sacarles su mayor partido a nivel de colorido y vistosidad.



Arena de sílice blanca, granulometría fina.
Por supuesto, su principal interés radica en que el sílice es totalmente inerte, y no libera ningún tipo de químicos en medio acuático, con lo que resulta altamente estable y seguro para nuestro fondo de urna.
Además, tampoco olvidemos, que las muchas especies que en estas zonas habitan, se centran en sistemas de camuflaje, basados en el mimetismo con el entorno, por medio de células cromatóforas ubicadas en los epitelios mas exteriores de sus escamas, y que modifican según se vean en peligro, o según quieran “desaparecer” en el paisaje.
Por ello, es aconsejable buscar gravas de tonos lo más claros posibles, y evitar tonos negros, grises y marrones oscuros, que inevitablemente inducirán a gran cantidad de especies a tornarse oscuras y muy poco vistosas…

Un claro ejemplo de lo que digo, con dos casos de sustrato con discos salvajes.



Acuario con sustrato oscuro y el consecuente oscurecimiento de los peces.
Acuario con sustrato claro y el modo en el que sacan sus mejores colores.
Sobra decir, que es muy importante asegurarse de no utilizar material calcáreo para este tipo de biotopos, ya que el exceso de carbonatos, como ya veremos, es muy contrario a los parámetros adecuados.
Para evitar riesgos, mi consejo es SIEMPRE realizar la prueba del salfumán con el sustrato, piedras y todo tipo de decoración que queramos utilizar.
Por mucho que en la tienda donde lo compremos nos aseguren que no contiene carbonatos.
Consiste en rociar una muestra del material (en seco) con ácido clorhídrico (salfumán sin perfumes fácilmente localizable en la sección de limpieza de cualquier ultramarinos), el cual, en contacto con material calcáreo burbujeará ostensiblemente.
En caso de burbujear, deberemos descartar cualquier material que de positivo en esta prueba, ya que aumentará de forma inevitable la dureza del agua y será un serio inconveniente para los seres vivos procedentes de estos ecosistemas.

Aparte de las razones ya explicadas, debemos optar por una granulometría fina para estos biotopos, básicamente por la compatibilidad con los procedimientos biológicos inherentes a muchas de las especies, que están adaptadas a estos sustratos y en muchos casos dependen de ellos, tanto para alimentarse como para reproducirse.
Por poner algunos ejemplos, gran cantidad de corydoras requieren estos sustratos para evitar daños en sus barbillones, con los que rebuscan alimento por el fondo.



Corydoras arcuatus rebuscando en el sustrato.

Muchos cíclidos amazónicos, de las familias geophagus y microgeophagus (comedores de tierra), como su nombre indica, requieren de sustratos finos ya que filtran el alimento del mismo, y sin él se dificulta enormemente su adaptación y mantenimiento.


Apistogramma en sustrato de arena

Muchas especies de cíclidos por ejemplo, usan la arena como cama de protección para la puesta de sus huevos, incluso enterrándolos en ocasiones en el sustrato, y sin él con determinadas características, no pueden realizar su proceso vital de reproducción.

Por otro lado, la simbiosis entre ciertas especies y los elementos que conformarán nuestro biotopo, reforzarán aún más la estabilidad y equilibrio de cada parte.
Así, por ejemplo, estas especies son muy aconsejables para este sustrato, ya que tienden a removerlo, y por tanto oxigenarlo y limpiarlo de restos, con lo que se favorece un mantenimiento sostenible y se favorece una oxigenación que permite la existencia de una colonia bacteriana que a su vez mejora el control de compuestos nitrogenados en el agua.

Como veis, no se trata solo de que la arena sea bonita y luzcan mejor los peces, sino que son base de vida y equilibrio en el ecosistema que creamos.

Por completar y dar más opciones que no se circunscriban exclusivamente al uso de arena de sílice, comentar que existen gravillas volcánicas o de material sedimentario no calcáreo que pueden también servirnos, siempre que sean de una granulometría no superior a 2mm de Ø (Diámetro de grano)
En caso de mantener especies menos dependientes del sustrato, se pueden usar gravas algo más gruesas de entre 2-4mm de Ø, pero no aconsejaría superar estos tamaños…

Piedras no calcáreas también son una buena idea para ayudar a componer nuestro paisaje, y pueden dotarle de espacios de protección para especies más pequeñas y asustadizas, o incluso para conformar territorios para especies más agresivas y que basan su modo de vida en la defensa de zonas acotadas…



EL FONDO.

Aunque en cualquier rio o iguarapé amazónico es muy raro o imposible que existan límites verticales definidos, en nuestra urna biotopo esto es inevitable…



Iguarapé amazónico.
Al contrario que mucha gente piensa, el mimetismo de los peces se basa exclusivamente en imitar el fondo del rio y la superficie.
De esta forma, normalmente la gran mayoría de los peces muestran en su zona anal tonos muy claros, imitando la intensa iluminación de la superficie del agua, producida por la luz del sol, y a su vez, suelen mostrar un lomo más oscuro, que se confunde con los tonos del sustrato.

Al no existir planos verticales que limiten el hábitat, a excepción de zonas muy puntuales de rocas y troncos, generalmente los peces no basan sus mecanismos de camuflaje en este aspecto que si tendremos en nuestra urna.
Lo que sí han desarrollado algunas especies, especialmente de cíclidos, es lo que conocemos por barras de estrés, que les permiten confundirse con fondos tridimensionales de ramas.



Discos salvajes variedad haraldi.
Todo esto, solo tiene como fin, explicar que la tonalidad que elijamos para la trasera de la urna no es estrictamente definitiva para un buen o mal resultado en cuanto a esas pautas de mimetismo.
Podemos usar todo tipo de fondos, aunque, desde mi punto de vista creo que funcionan mejor los tonos más claros, ya que permiten dar más luz al tanque por reflexión…
Ya veremos más adelante que la incidencia de la luz en este tipo de entornos es mucho mas tamizada y sutil que en acuarios plantados, donde es necesaria una proporción muy superior de lúmenes/litro…
Los fondos oscuros, aunque sean muy factibles, tienden a oscurecer el aspecto general de la urna, lo que da una sensación mayor de penumbra, aunque, a su vez, permiten contrastar mejor los peces, pudiendo apreciar en ocasiones mejor los tonos más vivos de los mismos.
Cada opción tiene sus ventajas e inconvenientes…

Como también veremos más adelante, el uso de taninos disueltos en el agua será un factor muy importante a tener en cuenta, y hay que contar con que este detalle influirá bastante en la tonalidad definitiva que adquiera nuestro fondo de urna.
Concretamente, y como veis en la fotografía que adjunto, los tonos azul claros, tamizados por el agua llena de taninos, que son de color té, confieren al fondo un tono verdoso, diferente al que podamos haber supuesto de principio



Efecto de cambio del color del fondo a causa de los taninos.
En un acuario con aguas cristalinas será más factible que el tono de fondo que veamos se asemeje a lo realmente colocado, mientras que en un biotopo esto no será exclusivamente igual.


Fondo verdoso provocado por la mezcla de un tono de pintura azul claro con los taninos disueltos.
A mí personalmente estos tonos verdosos resultantes de la mezcla me parecen muy acertados, ya que contrastan con los troncos oscuros, y permiten entender mejor las piezas que componemos.

Otras opciones, pasarían por uso de piedras naturales no calcáreas o fondos sintéticos con formas de raíces, etc, los cuales también nos darán mucho juego.

También son bastante comunes los fondos a base de láminas exteriores al vidrio, con dibujos o composiciones impresas.
Mi consejo es que en caso de usar algún tipo de fondo impreso, que sean manchas abstractas, y no paisajes o elementos fuera de escala, que le quitarán mucho realismo y elegancia al conjunto.
A su vez, este tipo de dibujos abstractos, que imitan relieves de piedra o zonas con manchas nos servirán para disimular los inevitables churretes y acumulaciones en la pared trasera de la urna, que son aconsejables de no limpiar de forma periódica…
No olvidemos que intentamos reproducir un paisaje natural, y tiene cierta lógica que dejemos actuar a las bacterias y microorganismos que se establecen en la urna, tanto en el sustrato como en las paredes.
Lógicamente a excepción de la pared frontal, que es la que nos permitirá contemplar el paisaje, la cual si debería estar muy limpia y transparente.
Esto último que comento, de primeras puede parecer poco higiénico, pero os aseguro que a medio/largo plazo es muy beneficioso para la estabilidad y confort de los habitantes y del micro-ecosistema que intentamos establecer…



RAMAS, RAÍCES Y TRONCOS.

Básicamente, los terrenos inundados amazónicos se encuentran repletos de raíces al descubierto de arboles, ramas caídas y troncos secos que se apilan en los fondos, conformado zonas intrincadas de madera muerta. Refugio ideal para gran cantidad de especies.


Cauce de afluente del rio Trombetas.

En los ríos estos manglares de madera se acumulan en las laderas, y en las zonas semi-inundadas y semi-aisladas, conocidas como iguarapés, aparecen gran cantidad de estas ramas.


Ladera de afluente del rio Trombetas llena de troncos secos.
Este es el hábitat más común y reconocible de la cuenca amazónica.
Fondos con mucha madera y poca planta… o incluso ninguna planta sumergida…
Por tanto, un biotopo de estas características, podríamos decir que tendría que tener obligatoriamente al menos una zona destinada a albergar madera, que servirá de cobijo y protección para muchas especies, así como alimento para otras, como es la gran mayoría de loricáridos amazónicos que se nutren de la celulosa de estas ramas muertas.

Hay que tener en cuenta que todos y cada uno de los elementos que incorporamos al biotopo, cumplen una o incluso más funciones complementarias que conllevan conseguir un entorno muy concreto, al que estas especies que vamos a introducir se han adaptado a lo largo de la evolución y que son el fundamento de su supervivencia.

Efecto tintado de las aguas amazónicas provocado por los taninos liberados por troncos y hojas.

De hecho, la materia vegetal en descomposición, y especialmente la madera, es un material que en su proceso de putrefacción libera taninos en el agua, que tienen un efecto antifúngico y acidificador muy necesario para este tipo de hábitats.

Como todo lo que incorporemos, deberá estar desinfectado previamente y, en caso de la madera, para evitar un exceso de polución provocado por partes excesivamente blandas de la misma, se habrá de curar previamente dentro de lo posible.

Para ello os aconsejo leeros este artículo que hice sobre Como curar troncos para el acuario donde encontrareis algunas claves que a mí me han resultado de gran utilidad.

Una de las razones de este artículo, es precisamente aportar opciones paralelas que nos permitan imitar el ambiente amazónico, sin necesidad de usar las mismas especies de arboles.
Por ello, os dejo una lista de algunas de las especies de árboles de mi entorno más o menos cercano, y que a mí me han resultado útiles y que son aconsejables para suplir las variedades autóctonas en la cuenca amazónica:

- La vid (Vitis Spp.).
Posiblemente la mejor opción en España para usar madera en nuestros acuarios, básicamente porque las parras de vid son tan comunes en cualquier comunidad autónoma, que podemos acceder a ellas con bastante facilidad.
Una madera muy resistente, muy decorativa y con un tamaño muy interesante.
En el artículo citado encontrareis el modo de curar este tipo de madera y todo el proceso.
Siempre buscaremos ramas arrancadas previamente hace suficiente tiempo como para que estén totalmente secas.
Aunque variedades de uva hay muchas y muy variadas, si recomiendo, en lo posible, buscar ramas de tonos lo mas anaranjados o rojizos/pardos posibles, ya que estas lucirán unos tonos mucho más espectaculares en los biotopos.



Madera de vid, uva tinta, procedente de Toledo.

Generalmente, sacan tonos más rojizos en su madera las variedades de uva tinta que las de uva blanca, aunque supongo que en esto habrán excepciones…
De las vides que yo he utilizado, las que más tonalidad rojiza han sacado eran vides de uva garnacha (uva tinta), procedentes de Toledo, que sacan unos tonos muy buenos…
He usado también vides procedentes de Cádiz, de uva Pedro Ximénez (uva blanca) y no eran tan vistosas de tono.

Si bien las ramas finas de parra, adecuadamente secadas pueden servirnos para tupir la superficie o partes altas de la urna, es una madera que durará poco ya que no es excesivamente resistente a la humedad, aparte de ser bastante proclive a la proliferación de hongos precisamente por su poca dureza.

- El fresno (Fraxinus Excelsior L).
Es un árbol muy común en la geografía española, principalmente en laderas de ríos y arroyos, así como en dehesas inundables y zonas donde hay bastante humedad.



Rama seca de fresno.
Su madera no es excesivamente pesada ni densa, pero sin embargo es una madera que se muestra bastante apta para ser sumergida, y puede darnos bastante juego.
Podemos usar tanto ramas gruesas como ramas más finas, como siempre, contando con que estén suficientemente secas antes de sumergirlas.
Yo principalmente aconsejo las ramas finas de esta madera, ya que personalmente me han resultado muy útiles, fáciles de pretratar y muy duraderas.

Rama de fresno remojada, antes de pelar.

Prácticamente no necesitan curado, y tras pelar la capa superficial de corteza, que se ablanda fácilmente con 24h a remojo (echaremos salfumán en el agua para aprovechar para desinfectar), se puede incluir directamente al acuario sin curado previo.


Rama fina de fresno ya pelada e introducida en el tanque.

Las ramas más gruesas, requieren de más trabajo para eliminar la materia blanda y corteza, por lo que deberían seguir un proceso parecido a cualquier otra madera como se explica en el artículo anteriormente citado.

- El aliso negro (Alnus Glutinosa L.).
Posiblemente una de las mejores opciones para nuestro acuario, siempre que podamos localizar alguno, ya que son poco comunes, aunque en la península aun quedan algunas alisedas de gran tamaño, sobre todo por Galicia, e incluso zonas aisladas del centro de España.
Cerca de Madrid hay varias alisedas muy interesantes en la sierra Norte, en la cuenca del Lozoya y cercanías. Ávila y Segovia son también localizaciones donde se pueden encontrar en zonas puntuales, por poner algún otro ejemplo.
Su madera es especialmente adaptable a condiciones elevadas de humedad (no en vano requiere de zonas semi-inundadas o muy húmedas, o laderas de ríos para estar en óptimas condiciones) y tiene la particularidad de que su madera, bajo la corteza, se pone de un tono pardo-rojizo en contacto con el agua, lo que le confiere un tono espectacularmente bello para componer un biotopo amazónico, ya que gran cantidad de maderas autóctonas del Amazonas son de tonos rojizos y pardos muy vivos y espectaculares.
Otra gran característica del aliso es su gran capacidad de liberar taninos, lo que para un biotopo es bastante interesante, aparte de que los conos reproductivos (amentos) femeninos de esta variedad son una fuente estupenda de taninos, y con pocos conos se puede conseguir un teñido del agua muy interesante.
Los taninos que libera esta variedad son ampliamente usados como antifúngico natural, lo que es también muy interesante para evitar problemas en nuestro biotopo.

- El roble (Quercus Robur)
Otra gran opción, ya que en España contamos con gran cantidad de ellos diseminados por todo el territorio, de los cuales los más comunes son el Quercus Robur en la vertiente Atlántica y el Quercus Pyrenaica en la vertiente mediterránea. Aunque ambas se pueden encontrar incluso mezcladas en muchos puntos de nuestra geografía.



Roble en otoño, con las hojas secas y listas para recoger.

Es una madera muy dura y compacta, con lo que puede servir perfectamente para nuestro cometido.
Además, al igual que el aliso, tiene un alto contenido en ácidos tánicos, lo que será de gran utilidad como antifúngico, y en general como antiséptico natural.

- El mangle.
Es un tipo de árbol (en realidad es un conglomerado de especies que crecen muy juntas) que se desarrolla sobre todo en la costa y en las desembocaduras de los ríos. Conforman lo que conocemos por manglares, que son masas vegetales en las laderas de ríos densamente pobladas, formando murallas infranqueables.
Es una madera adaptada a medios acuáticos salinos normalmente y por tanto muy apta por resistir muy bien la humedad.
Es difícil, por no decir imposible, conseguir encontrarlo en España, y todo lo que se ve en los acuarios proviene de su comercialización de países africanos principalmente y Sudamericanos.
Es una madera más pálida que las anteriores, y suele mostrar muchas grietas en su superficie.



Tronco de mangle curado

A nivel de taninos suele ser una madera bastante “lavada” por provenir de un entorno normalmente sumergido o de mucha humedad, con lo que no resulta un gran foco de estos compuestos en el agua.

- El castaño común (Castanea Sativa)
También una variedad muy común en toda la península, y muy interesante por la dureza, compacidad y resistencia a la humedad.
Su madera resulta tener tonos pardos bastante anaranjados en condiciones de humedad, lo que le convierte en una madera muy apropiada también para nuestros biotopos.
Al igual que el fresno, sus ramas finas resultan bastante interesantes para usar en la composición general de nuestros biotopos.
No confundir el castaño común con el Castaño de Indias (Aesculus hippocastanum L.) o también llamado “falso castaño”, ya que, su madera no resulta especialmente apta ni adecuada para altas condiciones de humedad…
Su madera es ligera, suave, muy porosa y muy poco resistente, con lo que tiende a pudrirse con facilidad y es muy poco recomendable.

- El olivo (Olea europea)
Una madera poco conocida para este uso, y que, sin embargo, resulta bastante apta y recomendable.
Es una madera bastante dura y compacta, y cuenta con una veta muy vistosa y con diferentes tonalidades, lo que le da un carácter en húmedo bastante atractivo.


El tratamiento no dista mucho del resto de maderas, que deberá implicar un mínimo curado.
Evidentemente el Sur de la Península es el lugar donde es más común y por tanto más accesible, aunque existen muchas variedades incluso ornamentales de olivo que también pueden darnos cierto juego.

- La encina (Quercus Ilex)
Otra gran opción, muy accesible por ser un árbol bastante extendido por toda España.
Madera extremadamente dura e imputrescible, cuya corteza libera muchos taninos.
Es una madera muy compacta, y quizás su único inconveniente sea que pocas ramas puedan sernos de utilidad, principalmente por ser largas y rectilíneas, con lo que en los reducidos tamaños de los acuarios es complicada de componer.
No olvidemos que necesitamos poder usar ramas y raíces de maderas con una escala más bien controlada y reducida, y ciertos arboles son demasiado grandes para poder adaptarlos a estos espacios tan reducidos.
Si bien la encina cuenta con una corteza más fina que el alcornoque, es aconsejable quitarla o al menos sanearla.
Con la corteza, hirviéndola en agua se pueden preparar taninos muy concentrados, que podemos ir aditando al agua periódicamente con los cambios, que serán siempre necesarios.

- La manzanita (Arctostaphylos)
Se trata de un tipo de árbol que no se puede encontrar en Europa, pero es bastante común en Centroamérica y parte de Norteamérica, con lo que puede ser una gran opción para nuestros amigos del otro lado del Atlántico.
México, Nuevo México, California, Columbia, etc son las áreas donde se desarrolla…
En realidad, la manzanita es el nombre con el que se denomina a gran cantidad de variedades de Arctostaphylos, arbustos de talla media muy característicos del chaparral típico de la flora centroamericana.
Es una madera que, tras secar suficientemente, adquiere unos tonos dorados muy bonitos, con vetas más oscuras, y unas ramificaciones con una escala muy apropiada para el acuario, dándole un toque muy natural y efectista.



Rama de manzanita curada.
Envejece muy bien y es bastante compacta y resistente a condiciones de mucha humedad.
También libera taninos.

- El mopani (Colophospermum mopane)
Es una madera africana, y como tal solo podemos acceder a ella por medio de importaciones, y por tanto comprándola de importadores homologados.
Es una madera muy resistente, compacta, dura e imputrescible, hasta el punto de que ni si quiera las termitas pueden masticarla.
Por tanto es muy buena para el acuario, y su color marrón oscuro rojizo es bastante interesante.

Generalmente son trozos informes, y es buena para simular piezas que arrancan del sustrato, combinado con otras maderas mas ramificadas.
Suele liberar muchos taninos durante los primeros meses sumergida, pero no es de las maderas que más taninos suelten en el agua ni durante más tiempo.
Personalmente la textura que tiene no me convence demasiado para biotopos amazónicos, ya que es algo rugosa y puede ser fácilmente una base para el establecimiento de musgos acuáticos o algas de muchos tipos, sobre todo si la luz es intensa y no existen plantas para competir por los nutrientes.



En realidad, las especies adaptadas a entornos húmedos, o las maderas muy duras y compactas son generalmente muy útiles, ya que requieren de mucho tiempo para descomponerse, y por tanto liberan taninos progresivamente sin contaminar rápidamente el agua, consiguiendo el efecto deseado.
Las especies de madera ligera, blanda o muy leñosa es la más desaconsejada, ya que su pudrición rápida suele permitir que proliferen con facilidad xilófagos oportunistas y hongos de todo tipo que pueden ser un riesgo en ciertas condiciones…

Por supuesto, incidir en que siempre que usemos una rama de cualquier tipo de árbol apto para nuestro biotopo, procuremos recolectar ramas rotas, secas y caídas por sí mismas, evitando mutilar sin razón un ejemplar vivo de cualquier especie para llenar nuestro biotopo.
Se puede hacer sostenible el uso de estos materiales sin necesidad de perjudicar de algún modo nuestro entorno, algo que deberíamos tener siempre muy en cuenta.
Utilizar moluscos como caracoles manzana u otras variedades, puede ser interesante para mantener los troncos limpios, pero, sin embargo, son especies que requieren de calcio para sus conchas, y las aguas muy blandas necesarias en este tipo de biotopo los hacen muy sensibles a este problema.
Esto implicará, que si queremos mantener especies de concha o caparazón, adaptables a aguas ácidas, tendremos que aportarles el calcio suficiente por la via del alimento o por medio de baños periódicos aparte en una solución de carbonato cálcico durante unas horas.



HOJAS Y OTROS SEDIMENTOS.

Toda la cuenca amazónica se caracteriza por su profusa y densa vegetación, que la convierte, como ya dije, en el mayor pulmón del planeta.
Como dato de interés respecto a la simbiosis entre especies y entorno, es aconsejable mantener alguna variedad al menos de loricárido en el biotopo, ya que son muy buenos para mantener los troncos limpios y cepillados, ya que se alimentan precisamente de la madera por el aporte en celulosa, muy necesario para su correcto aporte alimenticio.

Selva Amazónica

Todos estos bosques inundados, de gran variedad de arboles de distintas especies, vuelcan sus hojas, frutos, ramas y restos al suelo, que en este caso es el fondo del agua.
Por ello, y principalmente debido a la gran cantidad de materia vegetal en descomposición, gran parte de los ríos amazónicos son de aguas teñidas de colores similares al del té.
La inmensa cantidad de ácidos fúlvicos, húmicos y tánicos liberados por toda esta materia en fase de putrefacción, se disuelve en el agua, un agua extremadamente blanda (carente de carbonatos), lo que, en muchas zonas provoca que el agua tenga un ph muy bajo, llegando incluso en zonas concretas a phs de 3,5.



Igarapé
Estas hojas que caen de los árboles son la razón primordial de la alta acidificación en los ríos amazónicos, y por tanto, son un medio muy a tener en cuenta para reproducir las condiciones que allí se dan.

Aparte del interesante beneficio químico que podemos conseguir agregando determinado tipo de hojas secas en nuestro biotopo, hay que contar con que esta acumulación de material en los fondos favorece la proliferación de gran cantidad de artrópodos, crustáceos y nematodos acuáticos, que se alimentan de estos restos vegetales, y sirven de aporte nutricional extra para gran cantidad de especies, acostumbradas a drenar los fondos…
Tal es el caso de corydoras, determinados cíclidos, ciertos loricáridos, e incluso algunos tetras que se aprovechan de los movimientos puntuales de estos restos y que liberan en ocasiones todo tipo de organismos.

En nuestra urna, esta proliferación animal en el sustrato, no será igual de profusa, ya que proporcionalmente el número de habitantes de nuestra urna siempre será demasiado para los ciclos vitales de estas especies y solo serán, en cierto modo, un aperitivo.
Además, debemos contar con que, la cantidad de hojas que nosotros podemos aditar, no serán suficientes para tupir el fondo de la urna si no queremos desequilibrar el sistema acidificando en exceso el agua, y polucionando demasiado el fondo.
Al fin y al cabo, aunque la cantidad de hojas liberadas en el Amazonas es muy alta, y llegan a cubrir grandes partes del fondo, hay que contar con que la columna de agua es muy superior a la que le damos en nuestra urna, y la renovación de agua es inmensamente superior, con lo que la acidificación está mucho más equilibrada y estable.
Como evidentemente acceder a hojas secas de variedades de árboles autóctonas del Amazonas es prácticamente imposible, deberemos buscar especies cercanas que puedan suplir o al menos asemejarse en cierto modo a estas.
De entre las variedades de hojas que yo he podido probar, os listo las siguientes:

- Hojas de Roble (Quercus Robur):
A mi parecer son las más efectivas en relación accesibilidad/resultado.
El roble es un árbol bastante común en toda la Península, y por tanto es relativamente fácil recolectar hojas suficientes para toda la temporada en el otoño.
Son arboles muy comunes en las cunetas de los caminos, las dehesas y las vías pecuarias, normalmente establecidas al abrigo de los muchos muros de piedra que bordean los senderos en muchos lugares de la Península.



Hojas de roble secas y desinfectadas.
Su nivel de acidificación y liberación de taninos es realmente óptima y segura.
Sus hojas son de un tamaño medio/grande, relativamente gruesas y consiguen una duración más o menos interesante del orden de 1 semana.
Depende de las especies que mantengamos, ya que algunos peces se las comen, pero se deshacen y liberan los taninos aproximadamente en ese plazo.
El roble tiene una ventaja muy buena a la hora de recolectar sus hojas, y es que estas se secan y aguantan en las ramas durante bastantes días antes de caer por el efecto de los vientos del otoño, con lo que tenemos un margen suficiente para recolectarlas antes de que caigan al suelo.

Las hojas de haya también pueden darnos el mismo resultado, e incluso las de encina, que aún siendo más pequeñas y retorcidas son bastante gruesas, lo cual es muy bueno porque suele implicar una buena liberación de taninos.

- Hojas de Almendro Indio (Terminalia Catappa):
Son las más conocidas y utilizadas por los aficionados, ya que liberan bastantes taninos y acidifican bastante
 el agua, aparte de las propiedades antifúngicas y desinfectantes de los taninos liberados.

Hojas de catappa secas y desinfectadas.

Acidificación fuerte, por lo que hay que andarse con cuidado si el tampón de carbonatos es bajo, ya que puede provocar una caída importante del ph en poco tiempo.

- Hojas de granado (Punica granatum):
Es una hoja muy fina y pequeña, que no aporta muchos taninos al agua. Sin embargo, por su color amarillento y por la facilidad de recolección que me supone, la uso de forma esporádica, ya que, combinada con otras hojas de otros tonos, permite tener un juego de tonalidades más rico en el fondo.

Aparte, es una hoja cuyos restos los comen bien los geophagus, con lo que es un aporte vegetal que puede ser interesante.

- Hojas de Arce real (Acer platanoides L.):
Es una hoja que se puede utilizar perfectamente, siempre que sean hojas limpias y libres de resinas o insectos.
El inconveniente más claro que le veo es que son hojas muy finas, que se rompen con facilidad cuando están secas y por tanto se deshacen demasiado fácilmente, aparte de que liberan pocos taninos en comparación con otras variedades.
Para mi gusto, ensucian más que benefician.

- Hojas de arbustos de jardín, tipo bonetero o similares.
Muchas variedades de Euonymus, que son especies de hoja perenne, tienden a perder algunas hojas esporádicamente. Son hojas que se secan y la planta libera en otoño (aun no siendo variedades de hoja caduca) y que adquieren distintas tonalidades.
Tienen la ventaja de ser hojas gruesas y resistentes en medio acuático, y adquieren tonalidades entre el rojo, naranja y amarillo, con lo que dan una gama de colores muy atractiva.

Hojas secas recolectadas del Bonetero

Con este tipo de arbustos, si habrá que tener cuidado con los rastreros, es decir los que se extienden a nivel del suelo, ya que algunas variedades, como ya diré son venenosas.


Respecto a otro tipo de hojas que podamos usar, es recomendable IGNORAR siempre las hojas resinosas como las del ciprés, enebro, tuya o la arizónica, por ejemplo, así como las aromáticas, como el eucalipto, el romero o el laurel.
O especies aromáticas de jardín como rododendros o rosales, que no serán adecuadas para nuestro uso tampoco.

Como más o menos he explicado, el mejor momento para recolectar las hojas es en otoño, entre los meses de octubre y diciembre, dependiendo de las especies a recolectar.
Lo ideal es intentar recolectar en el periodo en el que las hojas ya están secas, pero aún no se han desprendido de las ramas.
Esto es importante porque cuando las hojas caen al suelo, con la humedad y la gran cantidad de hongos y microorganismos del suelo, rápidamente se pudren y llenan de humedad, lo cual nos puede hacer correr ciertos riesgos.

Cada especie tiene su propio “sistema” para dejar caer las hojas (hablamos de especies de hoja caduca por norma general), ya que algunas generan uniones muy débiles de estas con las ramas, y pierden las hojas cuando aun parecen verdes, y otras, por el contrario, dejan secar las hojas con lo que estas caen más tarde, por el efecto del viento.

En cualquier caso, y contando con que tarde o temprano estas hojas caerán por sí mismas, podemos recolectarlas fácilmente en ese momento.
Para ello, para hojas de tamaño mediano/pequeño, bastará con cerrar el puño en la base de la rama (donde nace de la ramificación anterior), envolviendo la rama y deslizar la mano en la dirección hacia fuera de la rama, de forma que las hojas se irán acumulando en nuestra mano todas de una, y será más rápido recolectarlas.
Con cerrar el puño lo suficiente para poder deslizar la mano sin apretar en exceso, las hojas, al contacto, cederán sin causar ningún daño al árbol.
Una vez recolectadas las hojas que calculamos necesitar, procederemos a desinfectarlas.
Para ello, el método más sencillo es meterlas en el microondas durante al menos 3 minutos, como si las calentásemos.

Recolección de distintos tipos de hojas
Suelen liberar un olor intenso, y, realmente lo que estamos haciendo es acelerar su proceso de secado, evaporando el agua que tengan.
Podréis comprobarlo fácilmente porque las hojas tienden a arquearse y adquirirán un tono más oscuro, parduzco, y menos intenso que las hojas aún tiernas.


Las almacenaremos en lugar seco y fresco, preferiblemente en una caja cerrada (por ejemplo de zapatos) para evitar que entren hormigas u otros insectos y nos estropeen las reservas…

Si las hojas son de cierto porte, como las de Catappa, es recomendable apilarlas estiradas y prensadas, pero si son hojas más pequeñas no es especialmente necesario.
Para incorporarlas en el agua, debemos contar con que no contienen nada de agua, con lo que es totalmente normal que floten durante un tiempo, sobre todo las mas carnosas.
Por ello, si podéis engancharlas en alguna rama o saliente sumergido, de forma que queden bajo el agua, reduciréis el tiempo que tardarán en caer al fondo de la urna.

Como ya dije, hay que ser muy cuidadosos con la cantidad de hojas a incorporar, ya que debemos tener control sobre la modificación de los parámetros del agua, que pueden variar con cierta facilidad con algunos tipos de hojas que acidifican mucho, como el almendro indio.

Las hojas, con el tiempo se desharán del todo, dejando una especie de pelusa negra de virutillas, que mas adelante en el mantenimiento explicaré como eliminar, o al menos mantener a raya. Hay que recordar que no se trata de limpiarlas con asiduidad, ya que las echamos con una función y por tanto debemos esperar a que cumplan dicha función.

Existen otras muchas hojas que podrían sernos de utilidad, pero yo me he limitado a hablar de las que yo he probado, ya que con estas para mí ha sido suficiente.
En cualquier caso, os invito a probar con otras variedades, siempre que lo hagáis con cierto cuidado, ya que existen algunas plantas cuyas hojas son venenosas, y podrían ser un riesgo para el medio acuático, como es el caso de la hoja de adelfa (Nerium Oleander L.) o el evónimo rastrero del Japón (Euonymus fortunei).
Este último, por ejemplo, contiene alcaloides que pueden provocar problemas cardiacos y neurológicos, con lo que, mucho cuidado…
Estas son las que yo conozco, pero posiblemente existan más en nuestro entorno de las que creemos.

En cuanto a otro tipo de sedimentos para nuestro sustrato, las piñas de ciertos árboles pueden valernos también.
Evitaremos las de cualquier especie resinosa, como pinos, abetos, etc.
Principalmente, como ya dije antes, aconsejo los conos reproductivos femeninos del aliso, llamados amentos. Estos liberan muchos taninos y podemos echarlos directamente al fondo de la urna tranquilamente.

Las turbas comerciales (en masa, no en grano), sin embargo, no las aconsejo en ningún caso de forma directa en el sustrato, y este sistema de acidificación, que explicaré en los parámetros, mejor usarlo en redecilla y en un lugar donde podamos sustituirla fácilmente.



PLANTAS FLOTANTES Y ESPECIES ENDÉMICAS.

Otro de los puntos fundamentales para un acuario biotopo con ciertas garantías es el uso de plantas flotantes.
Esto, de primeras, puede parecer innecesario, o accesorio, pero, desde mi punto de vista, este es un factor FUNDAMENTAL, para aumentar las probabilidades de éxito con el ecosistema que vamos a crear.
Las plantas flotantes tienen varios cometidos muy importantes:

1.- Absorben gran cantidad de nitratos. Y al ser normalmente de las pocas variedades compatibles con un biotopo, resultan una gran ayuda para mantener, hasta cierto punto, controlados estos compuestos nitrogenados.

2.- Producen una sombra que, por un lado tamiza la luz de la urna, generando zonas en penumbra y zonas más iluminadas y por otro lado sirve de visera para que muchas de las especies a mantener, que pueden ser hasta cierto punto tímidas o asustadizas, se sientan más seguras.



Discus escondidos bajo hojas flotantes.
No olvidemos que el factor de estrés es un tema fundamental para controlar la adaptación de las especies que elijamos a nuestro microhábitat, y este está muy ligado al instinto y la necesidad de sentirse seguros ante posibles depredadores.
Las plantas flotantes son un buen escondite que permite tranquilidad a los peces, ya que uno de los factores de estrés más acusado proviene de lo que pueda llegar del exterior del agua.
En su medio natural, pájaros y reptiles irrumpen desde fuera del agua, por lo que instintivamente los peces requieren de ponerse a salvo entre ramas y hojas, lo que dificulta su captura desde arriba.

3.- Sirven de alimento para algunas variedades de peces (sus raíces principalmente), a la vez que sirven de cobijo para pulgas de agua y otros insectos que viven en estos límites entre el aire y el agua, así como helmintos y crustáceos de ciertos tipos. De esta forma sirven de sustento para una microfauna muy interesante para algunas especies.

Dentro de las variedades más comunes que podemos conseguir, están:

- Limnobium laevigatum.
Desde mi punto de vista la mejor de las opciones.
Es una planta muy prolífica, que no requiere de grandes requerimientos, ni de luz ni de nutrientes (aunque aconsejo al menos abonar periódicamente en el agua con sulfato potásico, lo cual lo agradecerá) y que se extiende muy bien.



Limnobium laevigatum vista desde arriba.


Limnobium laevigatum vista desde el acuario.
 Es muy decorativa, con un tamaño de hojas entre 1cm y 6cm de Ø, con lo que tiene una escala muy buena para nuestros acuarios.

Sus raíces crecen hacia el fondo con cierta rapidez, y los pelillos que desarrollan retienen las partículas en suspensión.

- Lemna minor (lenteja de agua)
Es una opción interesante, aunque quizás pueda resultar cierto incordio si entra en nuestro acuario y queremos erradicarla, ya que al ser hojas muy pequeñas y que con solo tener unas pocas se reproducen con gran profusión, cuesta mucho hacerla desaparecer definitivamente.
Sus hojas, de un máximo de medio centímetro de envergadura, tupen por acumulación, y aunque desarrollan una pequeña raíz, esta no se extiende más de medio centímetro de profundidad.



Lenteja de agua cubriendo la superficie del agua.
Está supeditada a las corrientes del agua de la superficie, y por tanto no podremos colocarla fácilmente en cualquier sitio.
Limita mucho mas el paso de la luz de lo que lo hace la limnobium, con lo que es aconsejable ir retirando con cierta asiduidad la que sobre, ya que acabará en poco tiempo por tapar toda la superficie de la urna.

- Pistia stratiotes (lechuga de agua)
Se reproduce por estolones al igual que la limnobium laevigatum, pero sus raíces no son tan peludas como esta.
Es muy prolífica y se adapta muy bien hasta a temperaturas de 30ºC, con lo que es muy adaptable en nuestros biotopos.

- Salvinia natans.
Esta variedad es similar a la lenteja de agua, solo que de más porte, ya que sus hojas ovaladas llegan a medir entre los 2 y 10cm de anchura.

- Riccia fluitans.
Es una opción interesante, ya que es fuente de gran cantidad de infusorios, aunque tiene el inconveniente de no soportar nada bien temperaturas altas, ya que su rango de adaptación esta entre 20-24ºC.
Por tanto solo será apta para biotopos con especies que se adapten bien a un máximo de 24ºC, algo muy poco común para las especies habituales de esta zona, que suelen vivir en rangos más altos.

- Nymphaeas.
Muchas variedades de Nymphaeas, como la lotus, stellata o micrantha, entre otras, pueden ser una buena opción.
En realidad se trata de una planta de bulbo, y por tanto sumergida, que debe ser enterrada en el sustrato, y, tras germinar, despliega unos tallos flexibles, a modo de lianas, que llegan a la superficie, donde extiende unas hojas amplias, que quedan flotantes, captando la luz directamente fuera del agua.
Son una buena opción ya que, si bien tamizan la luz, no la tapan por completo, y generan zonas protegidas, que pueden ser muy interesantes para determinadas especies de peces, que requieren de estos lugares para su control del estrés.
Es una planta muy prolífica en hojas en su temporada de desarrollo, con lo que tendremos que controlar su expansión que es muy rápida.
No olvidemos que como bulbo que es, se trata de una planta estacional, y por tanto crecerá durante un tiempo, pero luego de pronto dejará de sacar hojas.
Para volver a mantenerla, habremos de extraer los bulbos ya que hasta la siguiente temporada en húmedo se pudrirán y no volverán a germinar mas adelante.
En la cuenca amazónica, existe un tipo de planta flotante muy valorada, que es la Victoria Regia. Es un loto gigante, cuyas hojas flotantes llegan a los 2 metros de diámetro y es muy importante para el ecosistema amazónico (Fundamentales para la supervivencia de los manatíes).
Las Nymphaeas, por tanto, a una escala mucho menor, pueden funcionar en nuestros “pequeños” acuarios biotopos como esta planta lo hace en el rio.



Victoria Regia en su hábitat natural en el Amazonas.
- Las variedades ceratophyllum demersum, Ceratopteris thalichtroides y los helechos flotantes, en general no las aconsejo, ya que necesitan una cierta profundidad en superficie y quitan demasiada luz. Son demasiado densas e incómodas de manejar para nuestro propósito, aparte que muchas de ellas requieren de temperaturas sensiblemente más bajas de las que requieren los biotopos amazónicos, con lo que se desharán fácilmente o crecerán débiles y se disgregarán en exceso polucionando el agua.

- Quizás por nombrar otra variedad interesante, incluiría la Eichhornia Crassipes (jacinto de agua), que tiene cierta similitud con los lotos y es bastante adaptable.
Con suficiente luz y espacio podría incluso hasta florecer en superficie, lo que, para paludarios o biotopos con desarrollo fuera del agua puede ser muy bonito.

- Otras variedades que no conozco aunque pueden servir de referencia son la Hygroryza, la Phyllantus Fluitans, la Azolla, la Eichornia Azurea y la Spirodela, aunque aconsejo que si os interesa alguna de estas, os informéis por vosotros mismos, ya que no he tenido la suerte de mantenerlas en mis acuarios.


Respecto a las plantas sumergidas endémicas de la Amazonia, si bien muchas de ellas las conocemos, se encuentran de forma puntual en determinados lugares, y no se pueden considerar como parte habitual de estos hábitats…
Esto se debe principalmente a que la época de lluvias provoca que la profundidad a la que estas plantas quedan sea muy grande, con lo que esta distancia a la superficie dificulta la llegada de luz. Por eso es mucho mas común encontrar plantas exclusivamente en las laderas y márgenes de los ríos, ya que son zonas donde la profundidad es mucho menor y se pueden desarrollar en condiciones óptimas.

Por tanto, si queréis incluir alguna de ellas en vuestro biotopo, procurar que no sean de ninguna manera lo predominante, ya que la gran mayoría de las especies de peces de la cuenca amazónica no conviven normalmente entre ellas, y de hecho muchas especies de peces son vegetarianos o bastante ávidos de comer plantas, como los uarus amphiacanthoides o los astronotus ocellatus y acabarán con todo vuestro “verde” en pocos días…

Me limito a listar unas cuantas, y podéis encontrar y completar mucha información por el foro o en muchos otros medios de consulta.

- Echinodorus (Espadas amazónicas en todas sus variedades)
- Vallisnerias (en todas sus variedades)
- Mayaca fluviatilis (recuerda a la cola de zorro, Ceratophyllum demersum, aunque menos “flexible”)
- Sagittaria subulata (Es de América del Norte, pero pasa por amazónica por su aspecto y requerimientos muy similares a la espada amazónica, aunque de menor porte)
- Heteranthera zosterifolia
- Eichornia azurea. (de gran porte, mejor para acuaterrarios)
- Cabomba furcata
- Gymnocornis spilanthoides (Esta es igual de aspecto que la asiática Hygrophila polysperma)
- Hydrocotyle ranunculoides L.
- Hydrocotile leucocephala


Para ver la segunda parte de como hacer un acuario biotopo amazónico ingresar aqui...
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